Salimos del puerto a bordo de un autobús y con un corto trayecto llegamos a Puerto de la Cruz, un encantador balneario que no ha perdido su sabor marinero íntimo y sus referencias a las tradiciones locales a pesar de la gran afluencia de turistas.
Aquí tenemos tiempo libre para explorar libremente la ciudad, que ofrece entretenimiento y atracciones para todos los gustos y edades.
Puerto de la Cruz ofrece opciones inagotables para un día de compras en su encantador casco antiguo y en el paseo marítimo, recorriendo las agradables calles vecinas, siempre animadas a cualquier hora del día.
Hay muchas oportunidades para degustar catas de vino y platos típicos en los innumerables bares, bares de vinos y restaurantes que salpican la zona del puerto, uno de los barrios históricos de la ciudad.
Para un descanso tranquilo, podemos visitar el espléndido jardín botánico, famoso por su rica colección de plantas exóticas (4000 especies de plantas tropicales y subtropicales) meticulosamente cuidadas y ubicadas en un hermoso entorno, que saben cómo atraer la atención de los visitantes más ecologistas.
Los amantes del mar tienen mucho donde elegir: en Puerto de la Cruz podemos relajarnos en espléndidas playas de origen volcánico, con arena de color oscuro que contrasta de manera espectacular con el azul del mar.
A lo largo de la costa también se encuentra el famoso Lago Martiánez, un espectacular parque acuático al aire libre con lagos de agua salada, cascadas, esculturas de roca de origen volcánico e impresionantes jardines subtropicales, diseñados por el arquitecto y artista local César Manrique: ¡una atracción imprescindible para jóvenes y mayores!