Rijeka es una ciudad portuaria y punto de partida de muchos destinos croatas, pero pocos saben que es mucho más que eso.
Tienes la oportunidad perfecta para averiguarlo: pasea por “Korzo”, la calle peatonal por excelencia, entre edificios históricos y coloridos campanarios te sumergirás en el bullicio del casco antiguo y en su historia milenaria.
La iglesia de planta redonda que ves es la Catedral de San Vito, ornamentada con elegante decoración barroca: en su interior alberga un crucifijo del siglo XIII, pregúntale al guía, dicen que es milagroso.
Date una vuelta por el mercado e inmortaliza la elegancia del Teatro Nacional de Croacia: piensa, sus techos fueron pintados a finales del siglo XIX por Ernst y Klimt.
Ahora, prepárate para la foto del día: el tema es la alta torre medieval de piedra, pero no estás viendo doble, realmente está inclinada hacia un lado y se la conoce como la torre inclinada de Rijeka.
Después de esta exploración, puedes seguir buscando souvenirs y descubrir otros rincones escondidos de Rijeka a tu aire y regresar al barco por tu cuenta. ¡Tú eliges!